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“En este momento estoy estudiando psicología en la Universidad de La Sabana, voy en sexto semestre y me ha gustado mucho mi carrera, estoy aprendiendo un tercer idioma para poder graduarme en otro país ya que la universidad así lo ofrece. Haber estudiado en el Victoria me formó mucho como persona y como estudiante, siento que me facilitó mucho la vida académica en la universidad porque no siento una carga pesada a la hora de estudiar y de entregar trabajos además de tener la beneficio de haber aprendido inglés desde muy pequeña ayudándome en la comprensión de algunas materias que veo en dicho idioma”.

Silvana Corredor Ocampo

“Mi nombre es Rosana Manzanera. Actualmente, me encuentro estudiando Administración de Empresas en la Universidad del Rosario. Haber estudiado en el Victoria me ha ayudado muchísimo con la carga académica, se me ha facilitado bastante llevar el ritmo de la Universidad, gracias al nivel académico que exigía mi colegio. Una de las grandes ventajas de haber estudiado en el Victoria, es haber aprendido inglés desde que tenía cuatro años, no solo para el pre requisito que exigen las universidades, sino el dominio del idioma para defenderme ante el mundo.

Además de los aspectos académicos, el Victoria es un colegio que me formó como persona y como estudiante. Con un corazón gigante, donde toda la comunidad se conocía entre sí, de mentalidad abierta, donde se respetaba cada persona, y donde cada miembro tenía la misma importancia.

Mi colegio, me dejó mis verdaderos amigos, y profesores que con el tiempo, se han convertido en compañeros de vida.”

Rosana Manzanera Piedrahita

“Yo me gradué el 2016 en el colegio Victoria School. Después de estudiar intensamente para el IB, decidí tomarme las cosas con calma hasta decidir cuales iban a ser los siguientes pasos de mi vida. Antes de graduarme yo había aplicado a un programa de verano en Harvard. No esperaba ser aceptada ya que solo unos estudiantes seleccionados iban a tener la oportunidad de ir. No escuche de ellos hasta un poco después de mi graduación. Una carta con el sello de Harvard me estaba esperando en la mesa de mi cocina con buenas noticias. Y así fue como pasé un verano allí estudiando neurociencia y bióloga regenerativa. Fue una experiencia inolvidable; conocí amigos de todas partes del mundo, puse a prueba mis habilidades intelectuales y aprendí a vivir independientemente por primera vez. Siempre pensé que lugares como estos eran intocables; imposibles de llegar a conocer ya que en ese entonces los límites de mi mente me hacían creer que “no era los suficientemente inteligente”. Aprendí que los límites que nos ponemos son por miedo a fallar, y está en nosotros ser persistentes y superar estos sentimientos de inseguridad y seguir adelante.

Después de estudiar dos meses en esta Universidad, volví a Colombia y me encontré confundida en cuanto a las decisiones que debería tomar. ¿Debería quedarme en Colombia y estudiar Medicina? ¿Es medicina lo que en serio quiero estudiar? Después de la experiencia en Harvard, mi perspectiva había cambiado y entendí que ya no tenía la misma visión para mi futuro. No fue fácil tomar la decisión de dejar Colombia y empezar una nueva vida en otro lugar. Al final del día eres tú quien debe decidir y vivir con la vida que construyes.

Después de varias aplicaciones a diferentes universidades, tome la decisión de ser parte de la Universidad de Nebraska-Lincoln. Fue como saltar al vacío, sin saber que había en el fondo. Y hasta ahora, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. En esta universidad he aprendido de mí, cosas que nunca hubiera aprendido sin salir de mi zona de confort. ¿Como supe que era la universidad para mí? No solo me ofrecieron una muy buena beca y ayuda financiera, pero fue donde conocí a amigos que ahora llamo familia y un lugar donde he podido crecer abundantemente. Me ha desafiado a ser mejor estudiante y ser parte de diferentes comunidades culturales en campus. Soy parte del equipo de baile, estudiante del programa de Honores y miembro de la asociación de estudiantes de la India. Trabajo como Líder de Orientación internacional donde ayudo en la logística y proceso de preparar la semana de orientación para estudiantes internacionales donde los ayudamos a tener una buena transición a la universidad. Nunca había imaginado ser parte de tantas cosas que me han hecho crecer en tantas formas que me es difícil explicar a aquellos que no lo han vivido.

Para el primer verano en la universidad, decidí hacer lo que llaman aquí “Internship”. Poco sabía del proceso y cómo funcionaba, pero no me impidió intentarlo. Aplique a un laboratorio de investigación en Omaha, una ciudad a una hora de Lincoln. Es rara vez que estudiantes de primer semestre sean aceptados ya que no tienen el conocimiento suficiente o la experiencia para poder desarrollarse en un ambiente de trabajo tan intenso. Aunque eso era muy cierto, aun así, aplique y decidí ver cuál era mi suerte. Para mi sorpresa, me aceptaron. Y no fue por suerte. Dado a mis experiencias en la universidad y mis logros en Harvard, el centro de investigación decidió darme una oportunidad. El Internship fue un punto importante en mi vida. El laboratorio está enfocado en medicina regenerativa, más específicamente aun en el cerebro. Aprendí todo lo que debía saber en manipular células en un laboratorio y eso no fue trabajo fácil. Una y otra vez las células se contaminaban lo cual me hacía ver muy incompetente al lado de otros estudiantes que tenían mucha experiencia. Añadiendo a eso, era la única estudiante Latina.. Después de todo un verano de entrenamiento y aprendizaje, hicimos avances en experimentos en el área de trauma encefálico y mecanismos para crear una simulación de la circulación del cerebro en un chip. Fue un verano en el que decidí que la investigación era lo que quería hacer como mi profesión.

Y eso es un resumen de mi vida “post-colegio”. Lleno de alegrías, fallas, decepciones y logros. Y si hay un mensaje que quiero que las personas recuerden de esta narrativa es que, la vida tendrá muchos obstáculos en el camino y van a haber momentos que sientas que no hay nadie a tu lado para apoyarte, pero hay que recordar que hay tanto que hacer en este mundo, que si puedes soñar puedes lograr. Los límites nos los ponemos nosotros mismos y espero que todos podamos ser lo suficientemente valerosos y fuertes para poder ver las grandes cosas que podemos alcanzar.

Y para finalizar, quiero agradecerle al Colegio Victoria. Recuerdo con mucho amor y agradecimiento a mis maestros, mis compañeros, al personal que estuvo presente, que durante los años que curse se cruzaron en mi camino y me dejaron esa huella de apoyo y aprecio con la que he seguido mi camino.”

Anamaría Guzmán Cárdenas